La estrategia estética de María José Arjona se centra en una relectura del cuerpo, intenta hacerlo síntoma, huella y signo. En su obra la identidad femenina y la conciencia del cuerpo se presentan siempre como el producto de complejos procesos atribuidos al cambio. El cuerpo dócil que la artista regula, protege y asila, es al mismo tiempo un cuerpo recalcitrante, inscrito en el espacio y el tiempo, en el contexto socio-histórico, que reclama y protesta. Un cuerpo impersonal y casi “pre-individual”, pero al mismo tiempo social, del cual se deriva el carácter público intrínseco en todas sus acciones. Al convertirse en instrumento y en lugar de reconocimiento, el cuerpo de María José Arjona se transforma en un espacio epistemológico y por lo tanto, se hace accesible para el espectador. Su cuerpo, la matanza de los signos (Baudrillard), se convierte en una pantalla en la que se proyectan imágenes del yo y del resto del mundo, en una empatía conmovedora, a veces es incómoda, pero que siempre está presente en la investigación y la práctica de esta artista colombiana. El ciclo de performances Vires, ejercicios sobre el poder, nace con el deseo de analizar el poder en sus diversas formas. Pero, ¿qué es el poder? La filosofía en el siglo XX se ha esforzado por dar una definición exhaustiva de un concepto que tiene límites borrosos y una polisemia irreductible. Michel Foucault desarrolló el concepto de biopoder, poder que construye cuerpos, deseos y procesos fundamentales de la vida misma. Alrededor de esta estrecha relación entre el poder y el cuerpo, surge el concepto de biopolítica, territorio en el que se mueven las redes de poder que manejan las disciplinas del cuerpo. Un cuerpo que se inscribe tanto en las estrategias globales (derecho y ley) como en las estrategias locales (relacional). Un cuerpo embestido por la producción discursiva que lo llevó al terreno de la intervención, la modificación y el hacer.

Es en esta línea de pensamiento donde se inserta la búsqueda de María José Arjona, que utiliza el poder –ya sea político, cultural, social o económico– como una metáfora para llevar a cabo un razonamiento interno sobre los códigos del performance, explorando la continuidad y la diferencia, para investigar, en última instancia, la herencia, métodos y perspectivas.

Vires, ejercicios sobre el poder es una acción de larga duración y en proceso, donde la artista pone a dura prueba sus límites físicos y psicológicos, sometiendo a su propio cuerpo a duras reglas. Una serie de performances encaminados a reafirmar el gesto “heroico” de la artista, suspendido entre el deseo y la defensa, la autorización y la prohibición, el voyeurismo y el exhibicionismo, los flujos de placer sádico y masoquista, la fantasía nihilista y la pulsión liberadora.

Eugenio Viola