DE MARÍA JOSÉ ARJONA
CURADURÍA ANDRÉ LEPECKI


CORRESPONDENCIA ENTRE
MARÍA JOSÉ ARJONA Y
CARIDAD BOTELLA

Correspondencia entre María José Arjona (MJA)y Caridad Botella (CB)

I.

El Encuentro

CB:

Quisiera desaprender.
Y que desaprendas.
Las categorías,
las teorías,
la Historia,
las normas y ficciones invisibles que nos rigenpara volver al encuentro, para que tú vuelvas
al encuentro. 

Mucho ha pasado desde aquel día que llegaste a plantear “Como es adentro es afuera” a NC-arte. En aquel preciso momento, sentadas alrededor de una mesa, compartiendo el instante mágico en que se está gestando un proyecto nuevo, no sabíamos que una pandemia se cernía sobre nosotros, pero ya el oráculo había hablado. 

El encuentro en aquella playa desenroscó ideas dormidas pero viscerales y necesarias sobre la fantasía, el futuro, la libertad. Tan necesarias como el aire que respiramos. 

Todas ellas resonaban como ráfagas eléctricas ya desde aquel día en que todavía no sabíamos bien hacia dónde nos conducirían las cosas.

¿Recuerdas? 

Las calles clamaban, los cacerolazos se sucedían noche tras noche, algunas instituciones temblaban, otras abrazaban el cambio. Pero tú ya sabías, desde aquel encuentro, que algo estaba por pasar. Tú ya sabías que la institución debía responder al cambio.

El porvenir se llenó de niebla y las cosas se abrieron camino, como esporas en el aire, despreocupadas, mientras el mundo sostenía un duelo con la muerte. Las cosas movieron visiones, construyeron imaginarios, crearon nuevas relaciones y todo porque tú, casualmente, estuviste ahí, cara a cara con las cosas.

Acuérdate de cómo sucedió ese encuentro,
cuando no había ideas,
ni teorías,
ni citas,
ni nada más que tu cuerpo,
caminando, sintiendo, oliendo, el paisaje de la Sierra Nevada de Santa Marta, donde mar, niebla y montaña se juntan.
Intenta desaprender por un instante porque todo lo que vino después es imborrable. A

Todo lo que se formó después
llegó para quedarse.
Está sembrado en la memoria de nuestros cuerpos.

MJA

Mi memoria es una torre atravesada por fuerzas que como rayos, destruyen y traen una luz aterradora. 

Mi memoria es también una ola, un lugar viscoso lleno de partículas que flotan como lo hicieron las cosas cuando, como dices tú, de manera casual, quisieron aparecer.

Creo importante
antes
aclarar que no fue casualidad.
Ellas me encontraron,
con la certeza que sólo ellas pueden tener,
y con esa consistencia no-humana que guarda un espacio para el encuentro como único objetivo.


El/la mar, ese lugar que tiende a ser parecido a la descripción de memoria que te doy, aterrador
y profundo
abismal
y fértil
será entonces,
mi lugar de incepción.
el lugar de incepción de todas las cosas.

El mar aparece para desdiferenciar. Para deslimitar. Es una invitación a no habitar el mundo sino más bien a ser con el mundo.
El movimiento en el mar es una proliferación que se materializa en la imagen de la ola, huyendo a la narrativa de lo singular para adentrarse en una conspiración que siempre demanda una renuncia colectiva.
Una renuncia a la solidez de toda estructura, a la rigidez de lo descriptivo y donde más bien el ocultamiento de toda lucidez, agencia un vacío aglutinante.
  

Desde esa incertidumbre, es que ellas, -las cosas y yo-,
logramos ver venir las calles en llamas,
las voces, los gritos
la muerte, los escenarios sobre los cuales
este territorio que tú y yo co-habitamos,
vio crecer una fuerza poco medible.

Como no es medible
la libertad
ni la fuerza que tiene la niebla
al penetrar un poro de nuestra piel

Entonces
también lo que vino
recobró una forma desconocida
y los cuerpos
decidieron abrazar con fuerza los bordes filosos de todo eso que nos mata para hacer nacer bosques encendidos en donde poder respirar.
Eran resistencias/árboles
devenires mar
un hacer ola para gestar agujeros
en donde el agua de ese lugar al que apuntaba Alejo*,
llegaba también como fantasma para recordarnos
que no estábamos solos.

 

El mar no reclama.
No proclama.
El mar no conquista.
Siempre se aleja.
Se repliega y se pliega.
en su profundidad.

Las cosas hoy
no son las mismas.
En su vibración oracular,
han cambiado cada vez que alguien en el mundo nombra esa palabra.

Ellas, en sus habitáculos de cobre
emprendieron una fuga desde ese mismo instante,
y con ellas emprendimos un viaje que era y es siempre una ola.

Por eso mi insistencia en tener una conversación en torno al mar.
Porque en la mar
ya no soy yo
no me recuerdo
no me suscribo como eje
ni me dirijo a algún lugar
y esa es mi gran dificultad…
Soy siempre una transición.
Un espacio tibio

Esta vez, se trata de encontrar los repertorios vitales que nos permitan co-vibrar y en esas vibraciones, descifrar su efecto unificador. No aplanamos, no simplificamos, buscamos la diferencia pues en ella, expandimos el límite de nuestra piel. Buscamos hacernos a otras pieles. Nos sabemos cazadores. Soñamos.

No se si es posible responder
Pues las respuestas con tanta certeza se vuelven instituciones
sobre las cuales cae el peso aniquilador del tiempo cronológico, medible.
Ese tiempo muy humano tiende a aclarar todo sin dejar lugares de penumbra.
Así que siento que debo hacerle espacio a esa cualidad
que, como la niebla, hacen un segundo espacio en el espacio.
Para que de verdad algo pueda proliferar.

Nos re-conocemos a través de la piel, nos unimos a través del aire y volvemos frontera todo lo que era centro. 

PS: los párrafos que están justificados de manera diferente pertenecen a una segunda voz, que habla mientras hablamos. Otro fantasma que me acompaña todo este trayecto.

*Alejandro Penagos

II

La Proliferación

CB

No es casualidad, te encontraron a ti, que ya habías sido pájaro en las alturas. Desde ese momento las cosas, los acontecimientos, incluso el vacío, se han vuelto oraculares. 

Observar, escuchar, oler el presente es entender el porvenir desde la distancia.

Leo tus palabras y me sobrecoge la sensación de que
las cosas,
como anfibios,
salieron del mar
para deslizarse como esporas…

…cubriendo las grietas de lo que pensábamos que era nuestro mundo para agrandarlas, mojarlas e impregnarlas de identidades sin contenedor ni límite, como tu no-territorio, líquido, pero con vastos paisajes montañosos, poblado de criaturas no humanas regidas por la luna.

Las cosas, anfibias, vegetales, siempre transmutando y en metamorfosis, cambiando su ADN sin apego, son el elíxir primario de la transformación, funcionan como el micelio que crece ubicuo en todas las dimensiones, en todas las direcciones. Y creo que, por eso, a las cosas, les va tan bien en la niebla. O en la penumbra, como apuntas. Florecen en la incertidumbre.

Las cosas salieron a flote a arrojar preguntas desconocidas. “¿Qué le queda por hacer al arte en las circunstancias actuales?” La pregunta Tsunami que aparece en el texto de André, la pregunta sin respuesta, la pregunta que se responde no con afirmaciones, si no con una acción que son muchas, que son infinitas: proliferar. Eso le queda al arte.

Casi como una palabra mágica que ha invocado
el movimiento,
el roce,
el susurro,
el contagio del cambio, imparable ya.

Visiones, afectos, gestos, silbar, gemir, mojar, lanzar palabras, escritura, voz, vibraciones, cuerpos, cuerpxs, elíxires, escucha, ceguera, olfato, destilar, tejer, confrontar, abrazar.

Volaron las esporas de la proliferación en y desde Atrio, en la torre desde la cual pudimos cubrirnos de niebla, hacer surgir la confusión para que los cuerpos amaran perder el campo de visión regente, el engañoso, el que nos da la idea de realidad.

Proliferar es multiplicar abundantemente.
Proliferan las preguntas
sin respuesta
¿Cómo vibran y resuenan la penumbra y la luz de la proliferación que trae Como es adentro es afuera?

MJA

Transmutar nuestro ADN sin apego, puede tal vez descifrar la bella política, el elixir, de lo que significa proliferar.
Descifrar como algo que encontramos en un espacio lleno de niebla, lleno de mar.

No puedo separarme del agua.
No puedo encontrar mis pies que la sombra proyecta sobre la arena.
Puedo silbar y en ese silbido, sé que también proliferamos.
Es lo único que nos queda… creo yo.

Proliferar, porque esto significaría que no existen muros, ni arquitecturas físicas o emocionales en las que no podamos avanzar y contaminar el medio y las estructuras y nuestros propios lugares de rigidez. 

Proliferar es ver-venir.
Una acción afirmativa que encuentra en el cuerpx, su aliado.
Y será el cuerpo el lugar del mar y la niebla.

Debemos acostumbrarnos a no ver,
sino más bien a usar nuestras extremidades para deambular,
flotar
como esporas en el aire
y que, ojalá,
alguien o algo nos respire y nos transformemos en alguna cosa que aún no conocemos
con la certeza única de ser parte de algo más allá.

La poética de este instante está escrita en el susurro de una voz que nos puebla desde otro cuerpo pero en este instante
quiero sentir, más allá de pensar,
que las cosas en su capacidad más amplia nos han traído hasta acá, a este borde en donde ya no tenemos mucho más que perder.
Y entonces, siento el viento circulando en mis pulmones,
la vida como política de proliferación.
Me sé lobo y pájaro y mar y niebla
Me sé ola.
Tiempo.

Y si preguntar es proliferar, hacerse niebla es responder desde un lugar menos preciso pero más denso, más profundo.
Un Mar.
El mar nunca responde, solo se mueve
Y en esa difícil acción de moverse sin dirección, es en donde todos, por alguna razón que desconozco, encontramos una calma también abismal.
Algo de silencio siempre invade ese momento, el encuentro con este cuerpo, que claramente está ahí pero nos arrebata nuestro ahora y nos deja por fin flotar.

La insistencia en la delimitación de los territorios sobre los que pensamos el mundo,
reduce la experiencia a una práctica descriptiva que jamás he querido representar.
Mi esfuerzo, ahora, consiste en extralimitar, desdibujar, hacer frontera, ser fugitiva.
Pero no es una cuestión fácil,
precisamente porque mi cuerpo aparece en un no-lugar,
como las cosas. Esa ha sido mi mayor proliferación.

III.

Lo oracular

CB

Las cosas arrojan luz y sombra,
agua y aire
sobre la idea del futuro, del porvenir, de lo que está delante pero no vemos llegar.

Vuelve a recordar.
¿Cómo te susurraron las cosas en el mar?

Puede ser que te eligieran y que hayas estado a su servicio, como si de un poder oculto se tratara. ¿Lo has pensado? 

Su vuelta a casa está pronta a suceder.
¿Se dejarán soltar?
¿No nos necesitarán más?
¿No las necesitaremos?
¿A quién vamos a preguntar? 

No puedo dejar de pensar que hemos abusado de su poder oracular. Me harán falta las respuestas misteriosas, proféticas, e interpretables que me llevaron a alguna decisión tomada, a alguna verdad cocida en una marmita de lo poético. 

Harán falta las respuestas,
las que nos abren
las que no pedimos
las que no nos cierran;
las que liberan porque no representan una realidad sino la posibilidad de no saber, de la incertidumbre.

Lo oracular está en la observación minuciosa de las cosas aunque no todo el mundo siente la vibración de esas respuestas al instante. Puede ser que el mensaje repose en algún conocimiento previo pero sin desaprender, sin instinto ciego, no podremos llegar a ser el movimiento de lo oracular.

Se construyó un dispositivo alrededor de las cosas para poder preguntar, hallar palabras, disolvernos en esencias poderosas, invocar un plano, deambular por él, entrar por el Mundo, la Niebla, el Cosmos o el Inframundo, con una carta de navegación en la mano y adentrarse en el preciso número y plano al que el péndulo nos llevó. Siento gratitud por este espacio de experiencia, por la posibilidad de pausar esta vida absurda que llevamos en las ciudades, en el mundo de la necro-política, como dice André.

El instinto, la ceguera, el desdibujar, mantener los poros abiertos, sin que la razón impere son esenciales para poder dejarse llevar por los mensajes de lo oracular.

¿Qué es la vida sin deriva? ¿Qué es del mundo que solo quiere un rumbo fijo?

La frontera es la espora de la deriva. El umbral de la transformación.

MJA

Las cosas silban hoy desde otro mar.
Recuerdo que ese sonido es también el del pájaro que me despertaba cada mañana en la Sierra.

Recordar tiene siempre,
para mi,
un elemento esencialmente sonoro,
olfativo.

Para recordar
cierro los ojos
y entonces
en esa luz
que viene de adentro de mi cráneo
las cosas nos orientan -desde su lugar más oculto-
hacia una visión futura. 

Puedo entonces reconocer el mar
como espacio de encarnación de todas las cosas
En la ola el movimiento necesario para ver-venir.No recuerdo con una brújula en mi mano
así que la forma como cada cosa tiende a aparecer
es siempre una manera de ocultar para gestar una proliferación.

“¿Se dejarán soltar?
¿No nos necesitarán más?
¿No las necesitaremos?
¿A quién vamos a preguntar?“

Estas preguntas las respondo sin saber si existía o existe una necesidad anterior en ellas o en nosotros
y en ese sentido,
Siempre anduvimos sueltxs
pues la condición de este encuentro ha sido
la libertad.

Solo en libertad podemos preguntarnos por la vida
por lo que nos concierne.
Y en esa misma dirección dejaremos que lleguen a otro destino.
No hemos abusado
Nos hemos precipitado -las cosas y nosotros-
a una búsqueda que nos ha traído hasta aquí.

A re-descubrir que el mundo es esencialmente oracular, profético, poético y mágico.
Hemos balanceado, creo yo, por primera vez,
una estructura en donde cada cuerpx adquiere un poder
singular y en esa singularidad, es capaz de hacer una ola.

Hemos creado un pequeño mar.
Y seguiremos recibiendo, abriendo sin cerrar
libres por fin de la tenencia de las cosas pero con la seguridad
de haber aprendido a navegar sin objetivo
sin colonizar
sin nombrar
sin reducir a discurso
el mismo mundo que nos fue dado como regalo de este encuentro.

Eso tenemos,
¡un mundo!
Eso entregamos
¡un mar!

Tengo algo de claridad
sobre lo que deja este ejercicio en mi.
Solo puedo hablar desde mi cuerpx
y se
lo siento,
que el gran regalo de las cosas,
fue hacerme también oracular,
devenir cosa, devenir mundo
y es ese devenir mundo
el que hace que las políticas de invisibilización actuales
entren en crisis.
Eso fue lo que articulamos juntxs
un momento, un espacio, en el que vimos el mundo libre de ese acecho.
Y bastará este momento para que en unos años, cerremos los ojos
y en esa relación que tenemos con las cosas -pues es atemporal-
reconozcamos el poder del cuerpx y el poder real del arte.

Gratitud por el momento con las cosas
por el evento
que es siempre el encuentro de un cuerpx
con otro.
Gratitud por la niebla, por el amor, por la ebriedad,
por el adiós.
por robarle a la muerte unos segundos más de vida.

La vida no es una deriva,
es una PROLIFERACIÓN.

 

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