Topologías – Distancias variables – Utopías y heterotopías de la Colección NC
Curaduría: Andrés García La Rotta
El coleccionismo en el arte contemporáneo juega un rol crucial en la configuración del paisaje artístico global. A través de la adquisición, conservación y exhibición de obras, los coleccionistas no solo influyen en qué artistas y movimientos reciban visibilidad, sino que también marcan tendencias que definen el rumbo del arte actual. Su poder adquisitivo y su capacidad para comisionar o impulsar proyectos específicos, pueden promover la experimentación técnica y conceptual, abriendo caminos para nuevas formas de expresión, lo que lo vincula también estrechamente a transformaciones políticas y económicas.
Las colecciones privadas a menudo reflejan valores culturales y alineamientos políticos que influyen en las narrativas contemporáneas. Esto es evidente en el creciente interés por obras que abordan temas como la migración, el cambio climático, o las luchas de los hombres por la identidad y la equidad. En este sentido, el coleccionismo también se convierte en un acto de posicionamiento político. A nivel técnico, el apoyo financiero que los coleccionistas brindan a artistas y proyectos, permite la incorporación de tecnologías avanzadas, como la inteligencia artificial, el arte digital, el bioarte, entre otros. Así, el coleccionismo contemporáneo no solo adquiere y preserva el arte, sino que también moldea sus futuras direcciones.
La muestra TOPOLOGÍAS. Distancias variantes – Utopías y heterotopías de la Colección NC es una exhibición que acopia un fragmento (conjunto) análogo de obras de la colección. Esta selección convoca piezas que usan recursos topológicos y/o arquitectónicos encarnados desde la mirada del coleccionista. Es una muestra enfocada a obras que, en su concepción, se vinculan o relacionan de alguna forma a cuerpos móviles en constante construcción y deconstrucción; especialmente señala prácticas que exploran los nexos entre el espectador y su entorno, proponiendo especulaciones críticas sobre la relación entre nociones como las utopías y heterotopías.
Estas nociones no solo invitan a explorar la naturaleza de las formas y espacios que habitamos, sino que también crean un enfoque que integra obras que nos desafían a considerar cómo estos espacios son configurados por narrativas sociales, culturales y políticas que funcionan como “espacios preposicionales que se definen no solo por su forma física, sino por las relaciones que se establecen dentro de ellos.
En un mundo donde los ‘no lugares’ predominan, estos espacios adquieren una carga significativa al convertirse en el escenario donde se manifiestan las interacciones humanas, las memorias compartidas y las experiencias colectivas. La capacidad de un espacio para evocar un sentido de pertenencia, incluso en su aparente neutralidad, resalta la importancia de la experiencia vivida en la construcción de nuestra identidad y en la forma en que habitamos el mundo”.¹
La mirada estética de la Colección NC se ha centrado en la adquisición de obras relacionadas con la arquitectura y el diseño, y se reconoce por un enfoque en la funcionalidad, la materialidad y la interacción entre forma y espacio. La colección valora, claramente, la precisión técnica y la conceptualización espacial, buscando piezas que exploran las relaciones entre estructuras físicas y su entorno, así como la integración de las artes aplicadas en la vida cotidiana.
Las obras adquiridas representan una reflexión sobre la organización del espacio, las dinámicas urbanas y la interacción humana con su entorno espacial. Al adquirir obras que trascienden la mera representación, esta colección se posiciona en la intersección entre arte, tecnología y sociedad, fomentando un diálogo sobre cómo el diseño y la arquitectura no solo moldean el espacio, sino también la experiencia y la percepción de quienes lo habitan.
En este sentido, esta exposición se convierte en un laboratorio de investigación sobre las topologías que determinan nuestra experiencia en el mundo contemporáneo:
Hay pues lugares sin lugar alguno e historias sin cronología. Ciudades, planetas, continentes, universos cuya traza es imposible de ubicar en un mapa o de identificar en cielo alguno, simplemente porque no pertenecen a ningún espacio. No cabe duda de que esas ciudades, esos continentes, esos planetas fueron concebidos en la cabeza de los hombres, o a decir verdad en el intersticio de sus palabras, en la espesura de sus relatos, o bien en el lugar sin lugar de sus sueños, en el vacío de su corazón; me refiero, en suma, a la dulzura de las utopías.²
El énfasis está en topologías y singularidades de la escala humana que asiduamente han sido ignoradas: su fuerza para resistir, interrumpir e interactuar; su capacidad para generar imaginarios que no permiten ser capturados; y su impulso hacia lo intangible. Al dirigirse a esas dimensiones “extrañas”, la muestra alienta a que esas singularidades se revelen plenamente, resistiendo la rúbrica de un sistema binario —el tiempo y el espacio—.
1. Marc Augé, Los “no lugares”: Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremodernidad, Barcelona: Gedisa, 1992.
2. Michel Foucault, «Utopías y heterotopías» en Las palabras y los lugares, conferencia radiofónica emitida por France Culture, diciembre de 1966.