Cuarto Norte, un proyecto de Juan Carlos Delgado
Curaduría: Guillermo Ovalle
Hace 10 años, mientras residía en España, una persona querida y respetada afirmó. “Soy oriundo de las fronteras, soy hijo de diferentes territorios culturales y provengo de una sumatoria de nacionalidades”. Cuarto Norte la exposición individual de Juan Carlos Delgado, comparte esta misma cualidad.
Una propuesta atrevida, desafiante, íntima pero no exhibicionista. Una puesta en escena compuesta por pocos elementos lo suficientemente contundentes para entender su potencia comunicativa. Una exposición que refleja el carácter profesional del artista. Serio, dedicado y reflexivo que no permite la improvisación ni el manoseo del arte. Una experiencia artística única, derivada de un planteamiento estético que zarandea la sensibilidad del espectador debido a su imponencia y serenidad.
La exposición resulta inquietante desde el primer impacto visual. Una gran reja de cobre congelada que divide contundentemente el espacio. Barrotes que condensan la humedad que desprende el público que visita la exposición. Un recuerdo personal del artista que hace alusión al título de la misma, Cuarto Norte, un espacio incómodo que nos inscribe en una experiencia colectiva en torno al encierro. Un espacio confinado, definido y limitado dentro del cual se suceden una simultaneidad de tensiones y fuerzas que involucran hasta el halo de la respiración. Un espacio invernal, comprometido cromáticamente que registra silenciosamente hasta el más mínimo contacto, que con el engrosamiento del hielo deforma la naturaleza cilíndrica del barrote permitiendo visualizar un estado de hibernación presente en los referentes plásticos de Juan Carlos Delgado.
Enfrentada a ella y dispuesta de forma que simula una postura provocadora, encontramos un busto delicado y anacrónico que se posa sobre un pedestal de mármol negro. El rostro de una niña que pareciese salida de un libro de retratos del renacimiento, anónimo, conseguido en el mercado de las pulgas pero irritantemente familiar. Una escultura en cobre cubierta por escarcha que comenta sobre los procesos de congelamiento de la imagen, como la fotografía, presente de manera transversal a lo largo del trabajo de Juan Carlos Delgado.
La construcción de esta obra como objeto, utiliza procesos semi industriales, donde se adaptan tuberías, motores y mecanismos de enfriamiento, para así generar las condiciones óptimas para que se suceda espontáneamente la construcción de la imagen. Entendiendo esta última, como el recubrimiento del rostro de la niña en escarcha de hielo hasta el punto donde se pierde completamente el referente y como resultado se obtiene un bloque de escarcha blanca encima de un bloque de mármol negro. El proceso de descongelamiento, que analizado racionalmente significaría la deconstrucción de la misma, hace parte también de este proceso de construcción. Por tanto la imagen se inscribe dentro del concepto de no permanencia, nuevamente utilizado transversalmente en la obra de Juan Carlos Delgado. Una imagen mutante e intervenida por el tiempo que no tiene la suficiencia para fijarse como recuerdo en la memoria.
Delgado comprometido con escudriñar la fragilidad humana presente en todos los aspectos de la vida, como en la relación con la materia, como en la relaciones humanas, como en la comprensión de la pregunta sobre la existencia, enfrenta momentos de sometimiento personal donde apuesta su cordura frente a su obstinación por entender el libre tránsito entre los mundos. No a manera de desafío esotérico o de práctica alternativa sino como un recurso cotidiano presente en sus acciones y sus prácticas alrededor del arte; al construir un mecanismo para realizar una escultura, al mandarla a hacer, al momento de seleccionar un proveedor o si se quiere, al momento de comprarla ya terminada.
De esta manera su obra navega en un territorio sin fronteras conducido de la mano de una superdotada sensibilidad enraizada en un fuerte compromiso conceptual. Un cuerpo de obra tejido o entramado entre sí que considera el soporte de acuerdo a sus posibilidades técnicas porque su planteamiento estético tiene un rumbo bien fijado. En los cambios devenidos de procesos naturales que indagan sobre la incesante pregunta sobre la existencia. En la fragilidad de nuestro cuerpo y su relación con el entorno. En la inestabilidad de los soportes que supuestamente nos proveen de seguridad.
Juan Carlos Delgado es un artista talentoso y reflexivo que comparte con estas letras un cuestionamiento contemporáneo. Un terreno movedizo que sucumbe el poder, que aterra con su pensamiento el dominio de la inestabilidad estética y que enfrenta la vida con la cumbamba en alto. Cuarto Norte es una propuesta impecable a nivel conceptual, compuesta por tres piezas que se posan sobre un espacio expositivo contundente e importante. Tres obras que comunican un momento reflexivo en la vida de Juan Carlos Delgado. Arriba donde nadie piensa encontrarse con nada, una única pieza construida con fuego, que comenta sobre la esperanza, las posibilidades y el camino. Un hilo muy delgado a la orden del artista.
Guillermo Ovalle