LARA 2012: Latin American Roaming Art, un proyecto de Asiaciti trust.
Curaduría: Alexia Tala y Jose Roca
EL ACTO DE ITINERAR
Por Alexia Tala
Curadora General, LARA
El acto de trasladarse de un lugar a otro ha sido uno de los primeros instintos vivenciados por el hombre; no nacimos sedentarios, sino móviles, y con ello las primeras experiencias de habitar contextos diferentes y nuevos estuvieron dadas por la capacidad de adaptación que demostró poseer el hombre. LARA: Latin American Roaming Art, busca retornar a esa experiencia de adaptabilidad, que se entreteje con las últimas tendencias del artista contemporáneo, quien está permanentemente enfrentado a cambiar su contexto de producción.
En este proyecto, roaming se refiere a la capacidad de movilizar la idea de un país a otro sin perder su estrategia central de acción. En la escena latinoamericana del arte actual, artistas, curadores y el público en general se ven beneficiados por ejercicios de movilidad que buscan complementar una mirada local frente a un contexto internacional y global. El artista contemporáneo se sitúa en la experiencia de exhibir fuera de su lugar de origen.
Muy influenciada por el modelo utilizado por la bienal europea Manifesta y después de participar en interesantes debates sobre la posibilidad de una Bienal Pan-Africana itinerante, evaluando los pros y los contras con colegas de varios continentes, la concepción de LARA fue el resultado de integrar todos esos conocimientos y experiencias. En este sentido, surge en la escena latinoamericana un proyecto que funciona por medio de la experiencia y la experimentación con el lugar y todo lo que hay en él, y que activa, a través de una estrategia móvil, lugares geográficamente diversos y alejados de los circuitos artísticos establecidos. LARA entonces, se plantea como un proyecto continuo, in-intermitente, que anualmente acaba en un país y se moviliza a otro, adaptándose a un nuevo lugar, contexto y equipo de trabajo. En esta instancia, se ejercita el desplazamiento físico y mental del viaje, así como también su aspecto geográfico y territorial.
Mientras que para algunos artistas el acto de movilizarse sirve para aplicar sus propios procedimientos en estos lugares, o mapear dichos desplazamientos por medio del dibujo, la fotografía, anotaciones o simplemente palabras; para otros, la idea del lugar desconocido, del desplazamiento de su lugar cotidiano, desencadena y agudiza la capacidad de observación y reacción ante nuevas geografías y comunidades. Procesos como estos se repiten continuamente y muchos artistas contemporáneos cuyas prácticas se relacionan con lugares específicos (Hamish Fulton, Richard Long, Francis Alÿs y Cadu, entre otros), se mueven por el mundo absorbiendo la esencia de diferentes lugares y culturas, enfrentándose a diversas problemáticas.
La primera edición de LARA ya se llevó a cabo en Colombia en el municipio de Honda, durante agosto de 2012. Esta exposición da cuenta de esta experiencia, desde la mirada singular de cada artista, en la galería NC-arte en Bogotá.
Así, mientras LARA se traslada a Perú para su segunda edición, ya tuvo lugar un viaje de investigación donde se realizaron muchas e importantes conexiones con comunidades locales; el proyecto, que no se detiene, ya comienza a cobrar vida en otro país.
LARA 2012, Colombia
Por José Roca
Curador para la edición Colombia de LARA
Durante el mes de agosto de 2012 se llevó a cabo en la ciudad de Honda, Colombia, una residencia de artistas de varios países de América Latina. La propuesta era que, además de tener la experiencia de un lugar completamente nuevo para ellos, los artistas pudieran inspirarse en lo que allí encontraran para producir una serie de obras que luego serían presentadas bajo la forma de una exposición colectiva. La pregunta que surge ante la concepción de este tipo de proyectos es: ¿cómo posibilitar una relación adecuada con el lugar para que la obra, a pesar de los esfuerzos y de la actitud sincera y comprometida del artista, no caiga en clichés culturales?
Para responder a ese interrogante, la estrategia adoptada por LARA: Latin American Roaming Art, es la de la concentración: reunir el grupo en un ambiente íntimo y cerrado, planteando la residencia como una inmersión intensa en el lugar anfitrión y entendiendo la curaduría como la creación de una comunidad temporal. De esta forma, el carácter viajero del proyecto fue complementado por la concepción de la residencia como una pequeña comunidad, tan intensa como efímera.
En este sentido, la experiencia demostró que la escogencia de Honda como sede para
LARA fue acertada: su compleja situación social, características geográficas, clima e historia interesante la hicieron un lugar muy apropiado al proveer diversas capas de sentido al momento de buscar fuentes e inspiración para proyectos de índole muy diversa.
Un grupo heterogéneo de ocho artistas provenientes de seis países (Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Uruguay y Perú) permaneció en Honda por doce días, conviviendo, conociéndose y familiarizándose con el lugar y sus alrededores.
Desde el punto de vista curatorial, la estrategia fue la siguiente: un acompañamiento muy cercano durante la fase inicial; un espacio de libertad para el desarrollo de la investigación, y una reunión de cierre al final de la residencia.
En el primer momento se realizaron las presentaciones del trabajo anterior de cada artista, así como las conferencias de historiadores, los encuentros con artistas locales y con otras personas del sitio. También se realizó una presentación pública del proyecto a la comunidad de Honda.
En la segunda etapa, los artistas tuvieron un tiempo sin acompañamiento, para que pudieran realizar las investigaciones y trabajo de campo a su propio ritmo. Hacia el final de la residencia, estuvieron acompañados por el curador local y por el productor. A manera de cierre, se discutieron los proyectos preliminares tanto individual como colectivamente. Los artistas regresaron a sus lugares de origen y mantuvieron contacto durante casi seis meses con los curadores y la producción, quienes conjuntamente apoyaron el desarrollo de las propuestas.
La última etapa requirió, para varios proyectos, de una nueva visita a Honda. Este momento se encadenó con la producción de las obras y con el posterior montaje. La exposición se realiza en NC-arte, uno de los principales espacios artísticos de Bogotá. LARA está pensado como un proyecto a tres años; la edición en Colombia es el proyecto piloto.
El programa LARA es un proyecto filantrópico con un componente de coleccionismo: parte de las obras producidas entraron a formar parte de la colección de Asiaciti Trust; en tanto que Nicolás Cárdenas, colombiano y participante del proyecto , resultó seleccionado para realizar una residencia artística en Manila, Filipinas a comienzos de 2014.
Adriana Bustos (Argentina, 1965)
Para LARA, Adriana dibujó una lámina didáctica titulada Master Builders con base en el trabajo de campo realizado durante su estadía en Honda y en la posterior investigación documental en diversos archivos. Con su pieza Imago Mundi, Adriana realiza un “mapa ideológico” basado en su experiencia en el municipio de Honda.
Leyla Cárdenas (Colombia, 1975)
Realizó una serie de esculturas tituladas Puente Navarro y Puente Pierson, derivadas de imágenes postales; como si se tratara de una proyección perspectiva en tres dimensiones. Leyla recolectó tarjetas postales (que en sí mismas son, de una cierta manera, reliquias obsoletas) de la ciudad de Honda, su arquitectura, sus puentes y monumentos, y a partir de estas imágenes construyó dibujos tridimensionales.
Nicolás Consuegra (Colombia, 1975)
A través de una serie de videos del río Magdalena, e invocando un dispositivo pre cinemático —muy en boga en el siglo XIX—, propone una suerte de panorama contemporáneo en donde el espectador, desde un espacio cóncavo, ve el hipnótico curso del río. Con la pieza escultórica Nadie sabe de la sed con que otro bebe Nicolás sugiere el calor y sed de la tierra caliente. Si bien el título se refiere a un dicho popular que afirma que nunca se puede saber en profundidad por lo que pasa otra persona, también alude a las experiencias, que están supeditadas a la relación entre individuo, tiempo y lugar.
Ximena Garrido-Lecca (Perú, 1980)
En Tropismos sociales (2013), hace una abstracción de la Plaza de Mercado en Honda, con un potente foco que dramatiza el paso del tiempo a través del desplazamiento de la luz en el piso. Ximena también presenta una serie de videos cortos que documentan la vida de la plaza, marcada por la necesidad constante de acceder al agua.
Rosario López (Colombia, 1970)
La fotografía Vereda de la Victoria registra el borde de un acantilado que se perfila como una enorme cortina en el paisaje, una referencia a los muros metálicos de Richard Serra, que modifican la experiencia del sitio. Planos quebrados consiste en una serie de cortinas realizadas con capas de fino tul, cuyo borde inferior semeja el perfil de una montaña. Pequeñas pesas de pescar tensan la delgada tela hacia abajo, y recuerdan las redes de pescadores cuando son puestas a secar frente a las casas en las áreas ribereñas. Para un puerto fluvial como Honda, la ecuación topografía/río/red es especialmente pertinente.
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Alejandra Prieto (Chile, 1980)
Visitando la antigua fábrica de tabaco en Ambalema, Alejandra se interesó por una antigua prensa que cumple la función de condensar la naturaleza para convertirla en materia de intercambio. Su pieza escultórica, una prensa de tabaco que comprime carbón y caucho, reflexiona sobre la temporalidad y las transformaciones: el tiempo geológico y el paisaje, el tiempo cultural y la sociedad.
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Caio Reisevitz (Brazil, 1967)
Trabajó en dos frentes: fotografía directa, por una parte, a partir de imágenes sobre la forma como la naturaleza se resiste a los embates de la cultura. Por otra, experimentó con una aproximación al video, en donde escenas estáticas de una ciudad desierta están perturbadas por detalles como el sonido o el movimiento de las hojas.
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Pablo Uribe (Uruguay, 1962)
Convocó a los voceadores del Terminal de Transportes de Honda, para realizar el video monocanal Mapa, que conforma una cartografía imaginada a partir de la narración de los lugares, en una referencia sutil a los relatos de viajeros en tierras americanas, género literario que acompañó la pintura de paisaje en las épocas del (re)descubrimiento (científico) del territorio.