RETROSPECTIVA con estudiantes de la Maestría Interdisciplinar en Teatro y Artes Vivas de la Universidad Nacional, por Xavier Le Roy
Curaduría Claudia Segura
Presencia es el acto por el cual la cosa se presenta: prae-est. Se presenta frente o delante de su naturaleza como cosa y ante todo lo que conlleva esta naturaleza en el mundo y sus conexiones: orígenes, relaciones, procesos, finalidades y devenires.”
Jean-Luc Nancy – The Technique of the Present , 1997
La programación del 2017 de NC-arte se enmarca bajo los conceptos de “código y lenguaje” claramente retratados en su primer proyecto del año: una exposición de Xavier Le Roy, quien junto a trece artistas de la Maestría Interdisciplinar en Teatro y Artes Vivas de la Universidad Nacional y Ben Evans, realiza una pieza que se podrá vivir del 18 de febrero hasta el 25 de marzo. Esta muestra lleva por título: Retrospectiva con estudiantes de la Maestría Interdisciplinar en Teatro y Artes Vivas de la Universidad Nacional por Xavier Le Roy y cuestiona cómo producimos y consumimos nuestro tiempo. Los parámetros para producir la pieza son claros: cada artista puede apropiarse de algún fragmento de las coreografías diseñadas por Le Roy entre 1994 y 2014 siempre y cuando activen o se relacionen con hechos biográficos propios que modificarán en cierta medida la obra original de Le Roy. De esta manera, los performers crean una narración propia que trenza la totalidad de la pieza y diluye la autoría de Xavier Le Roy, para darle voz a cada sujeto que compone la performance. La obra debe leerse en clave de intertexto en el que se cruzan las piezas emblemáticas del artista francés y las inquietudes hechas gesto de los performers seleccionados de la Maestría. La exposición fue organizada originalmente por la Fundació Antoni Tàpies de Barcelona, a través de la invitación de Laurence Rassel, Directora Artística de la Fundació Antoni Tàpies.
El proceso se torna esencial: lejos de copiar algo que se imponga sobre las decisiones personales de los performers, estos trabajan conjuntamente durante varias semanas para intercambiar conocimientos, anécdotas y vivencias personales que se vuelven corporales. Podríamos pensar que el papel de Xavier en este engranaje es el de decidir, pero en realidad su figura dialoga y canaliza los deseos de los artistas empujándolos a que vayan a un extremo más radical en sus prácticas. La performance colectiva está muchas veces concebida como un entrenamiento en el que se transfiere una técnica específica para su reproducción fidedigna. Aquí por el contrario, se facilita el descubrimiento y la creatividad para que cada preformar llegue a sus propias creaciones.
Una vez entramos en el espacio, observamos a los artistas en posición específica, después de una señal, todos empiezan a moverse, mientras uno inicia lo que se denomina por Xavier como la “Retrospectiva individual” en la que el performer se dirige a los visitantes y narra su historia personal mientras genera movimientos para articularla. Estas se combinan con frases de las piezas de Xavier Le Roy. Varias de las obras hablan de los cruces entre artes escénicas y artes visuales, de sus diferencias y similitudes. Del mismo modo, se refieren a los formatos propios del museo y a las preguntas entorno a la presencia del cuerpo en los espacios artísticos.
Retrospectiva plantea una exposición en la que cada uno de los intérpretes se empodera de su propio “yo”. El sujeto performer ya no es alguien invisible y diluido en la masa objetual que se agita, sino que expone sus historias personales y tiene una voz que utiliza para presentarse y dirigirse al público. Tristán Tzara decía que: “El pensamiento se hace en la boca”, y efectivamente en esta pieza, el lenguaje y los sonidos hechos en la cavidad bucal son fundamentales pues posicionan a cada creador en el epicentro de la obra.
Podríamos decir que la autoconstrucción supera, en varias ocasiones, el posible mando de la pieza. Existe un seguido de operaciones que los artistas ya no controlan: un conjunto de elementos que se afectan los unos a los otros y que se autogeneran. La exposición, aún y repitiéndose una y otra vez, cambia constantemente dado que todos los artistas varían de posición y tienen en sus manos la libertad de decidir cómo actuar con cada visitante. Dicha libertad también existe del lado del público que puede permanecer en el espacio el tiempo que quiera, centrándose, primero en un artista y luego siguiendo los movimientos de otro o alejándose para ver el marco general de la coreografía. El espectador percibe la obra y al mismo tiempo la activa según las decisiones que tome.
Pablo Helguera habla de Transpedagogía[1] cuando se refiere a proyectos de artistas y colectivos que combinan procesos educativos y artísticos en piezas que ofrecen una experiencia diferente de los formatos convencionales de arte o de la educación artística académica o técnica. En ese sentido, Retrospectiva propone una no mediación: crea superficies de contacto con el discurso corporal y verbal que se está desarrollando proponiendo diversas formas e intensidades de comunicación sobre y alrededor del arte. Maria Lind afirma precisamente que “la mediación parece ser lo suficientemente abierta como para permitir una mayor variedad de modos de acercamiento a los intercambios entre el arte, las instituciones y el mundo exterior.”[2] Las preguntas que se hace el espectador al adentrarse en NC-arte son: ¿Qué veo? y ¿Qué siento? mientras se esfuerza por detener todos los comportamientos y maneras de leer que ya vienen programadas en nosotros cuando entramos en una sala expositiva.
Uno podría pensar que Retrospectiva no busca establecer ninguna metodología novedosa en la mediación sino que al contrario, propone una relación diferente que desactiva el dispositivo mismo de la mediación únicamente realizado por un equipo de especialistas haciendo que la propia pieza se medie a sí misma. En varios momentos de la muestra, los artistas rodean al visitante invitándolo a compartir sus experiencias personales que se combinan con el re-enactment del trabajo de Le Roy. El público se convierte en módulo indispensable de la pieza y los artistas adoptan el rol de mediadores indirectos que se alejan de la idea convencional de la mediación organizada según métodos y códigos que se replican. Aquí, no rige ninguna estrategia sino que el desorden, lo poroso, y lo fluido permiten una relación unipersonal con el espectador. Se establece un diálogo abierto que no encapsula el trabajo del artista en una determinada verdad. La plasticidad del trabajo es esencial pues Xavier Le Roy plantea una manera híbrida para entrar en el mundo y el lenguaje del artista que permite comunicar bajo otra lógica, proporcionando múltiples entradas que reconfiguran las categorías de exposición y expanden los límites de la performance.
Otra noción hondamente explorada en este proyecto es la del “tiempo”. La concepción tradicional de la performance se engendra bajo la lógica del archivo: una performance es una acción finita que no puede ser repetida ni reproducida. Desde la conceptualización de la pieza, Xavier Le Roy desarticula dichas afirmaciones y surgen preguntas diversas: ¿Cómo se podría temporalizar el espacio expositivo? ¿Cómo hacer mover en el mismo espacio, temporalidades tan diversas? El uso del término Retrospectiva para el título de la obra se auto cuestiona; se trata de una retrospectiva hecha a través de acciones y narraciones contemporáneas de otros performers, desarmando la idea de singularidad, irrepetición y autoría. Aquí, la obra de arte no es un índice de una duración anterior y en gran medida invisible y única en el tiempo, sino más bien la duración existida en sí misma; un tiempo vivido que incluye numerosas formas indexables y diversos grados de visibilidad.
Así Retrospectiva crea un archivo multi-temporal fuera de los marcos disciplinarios: una “constelación” –apropiándonos del vocablo empleado por Walter Benjamín– de ritmos superpuestos para escribir un contexto histórico aún no articulado. La exposición se entiende aquí como forma de pensar –quizás de las más libres que hay– incorporando para su construcción lo emocional y lo autobiográfico como materia de conocimiento. Esta pieza es un manifiesto que aboga por estimular la percepción de la complejidad a través de un proyecto que se extiende en tiempo y en formato.
[1]Helguera, Pablo, Education for Socially Engaged Art, Jorge Pinto books, New York, 2011
[2] 2. 4/10. Why Mediate Arte? Maria Lind, Mousse Magazine, Issue #4. Ten Fundamental questions of Curating. Edoardo Bonaspetti. http://www.marysialewandowska. com/wp-content/uploads/2011/05/Maria-Lind_Why-Mediate-Art-.pdf